ANÁLISIS LITERARIO DE " BODAS DE SANGRE "
Análisis
literario de “ Bodas de sangre “
Autor : Federico García Lorca . Nacionalidad : Español
Género literario : teatro
“Honor,
despecho, amor traicionado, herencia… los ingredientes que convirtieron una
fiesta en la “ Bodas de sangre “
Francisca Cañada, la
novia Casimiro Pérez Pino, el novio.La
novia se encerró en vida a purgar su culpa, el novio plantado volvió a casarse
y pretendió olvidar amparado en una vida normal. Tres tiros acabaron con la
vida del amante, primo hermano de la novia. Han pasado 70 años y los testigos
de la tragedia real que inspiró las Bodas de Sangre de Federico García Lorca
siguen guardando silencio, sin embargo, la historia sigue viva entre los campos
de Níjar en Almería.
Cuando Francisca
Cañada cruzó el umbral de aquella puerta, poco podía imaginar que la boda de la
que estaba huyendo escribiría con sangre su historia en las páginas de la
literatura española. y aún menos que, 70 años más tarde, el silencio seguiría
cubriendo con su manto oscuro la memoria de aquella tragedia. Estaba muy lejos
de saber que la huida que había emprendido la llevaría a protagonizar una de
las obras cumbre del teatro español del siglo XX. las bodas de sangre no son
sino la recreación de la fuga de Paca Cañada con el hombre que amaba, en
vísperas de su boda con otro. el amor y la traición, la tradición y el
instinto, el honor y la muerte se conjugaron aquella noche sin luna.Corría el
caluroso verano de 1928. durante una de sus estancias estivales en su casa de
la Huerta de San Vicente, Federico García Lorca descubrió en las páginas de
sucesos de El Defensor de Granada la crónica de una tragedia ocurrida dos días
atrás en el campo de Níjar
( Almería ). Poco
después, desde la Residencia de Estudiantes, telefoneaba a Margarita Xirgu para
comentarle que ya tenía argumento para un nuevo drama. el diario contaba la
historia de una mujer de 20 años,
Francisca Cañada Morales, que, horas antes de celebrar su boda, se fugó con su primo, Francisco
Montes Cañada, diez años mayor que ella, de quien siempre estuvo enamorada. en
un cruce de caminos y agazapada detrás de unas palmas, la muerte se abalanzó
sobre ellos. Paco Montes recibió tres tiros mortales. Paca Cañada sobrevivió de
milagro a las manos de mujer que la intentaron estrangular.
“ Las veleidades de
una mujer provocan el desarrollo de una sangrienta tragedia que cuesta la vida
e un hombre “, titulada en portada el Diario de Almería dos días después de la
noche de autos. y procedía a explicar los rocambolescos detalles de un crimen
que viene a constatar , de nuevo, que la
realidad va casi siempre más allá de lo que alcanza la imaginación de
los hombres.
En aquella época y
según las costumbres nupciales de los campos de Níjar, las bodas se celebraban
de madrugada. la de Francisca Cañada con Casimiro Pérez Pino, un joven de la
comarca sin más patrimonio que su carácter noble y recto y sus brazos para
trabajar, habría de celebrarse a las tres de la mañana en la iglesia de Fernán
Pérez, una pedanía cercana al cortijo sonde vivía la novia. Tal y como mandaba
la tradición, ella vestía un traje oscuro y corto y los invitados comerán
buñuelos, garbanzos tostados y , en el caso que nos ocupa, dos borregos
sacrificados para la ocasión.
García Lorca dibujó
una novia hermosa y heredera de una pingüe fortuna. Pero Paquita Cañada no era
ni una cosa ni la otra. Alta, huesuda, desgarbada y coja, tal vez hoy fuera
atractiva, pero no respondía a los cánones de belleza de la época. Una paliza
propinada por su propio padre la dejó inválida cuando contaba tres años de
edad. “ Tenía celos de su hermana menor y lloraba mucho. El padre se hartó, le
pegó un crujío y la zancó. guapa no era, tenía los dientes como salidos hacia
afuera… pero era una mujer muy primorosa para sus labores “, cuenta María
Josefa Salinas, de cerca de ochenta años y vecina durante décadas de la
familia.
Francisco Cañada, el
padre de la novia, le dejó en herencia cuanto tenía : 3500 pesetas, un cortijo
y tierras de labor en el Hualix, a unos cinco kilómetros de Níjar. Era la única
forma de mostrar a su hija atractiva a los ojos de un futuro pretendiente.
Según el romance popular que aún circula
por la comarca, fueron Carmen Cañada, hermana mayor de Francisca, y su
marido José Pérez Pino, quienes apañaron la boda con Casimiro Pérez Pino. Dos
hermanos para dos hermanas, y así la herencia quedaría en casa.Pero nadie tuvo
en cuenta los sentimientos de Francisca Cañada, quien hacía tiempo se bebía los
vientos por Paco Montes, su primo hermano, apuesto, guapo y sin novia conocida.
“ Dicen que ella lo quería, pero que él no le hacía caso. Bromas entre primos,
pero nada más. Pero las mujeres somos unos pellejos y aquella noche convenció a
mi tío para que se la llevara “, relata Rafaela Montes, sobrina de Francisco,
quien tenía seis años cuando ocurrió todo. Rafaela sigue ocupando la casa
familiar en la cortijada de Los Montes, sabe que un tal García Lorca escribió
un libro que ella desconoce y todavía llora al recordar unos hechos que siguen
pesando sobre la historia de su familia. Paca Cañada vivía con varias de sus
hermanas en el Cortijo del Fraile, donde su padre, ya viudo, trabajaba como
aparcero. La hacienda era una enorme casa de labor. Contaba con varias
viviendas menores, ocupadas por labradores, un patio central, numerosos corrales
y establos, una pequeña capilla y hasta un osario en el que descansaban los
restos de la ascendencia del propietario. El cortijo pertenecía a los Acosta,
dueños de buena parte de las tierras que rodean al núcleo urbano de San José,
en el Parque Natural de Cabo Gata- Níjar. Hoy el silencio se ha apoderado de
sus muros en ruinas tanto como de la memoria de quienes podrían dar fe de los
hechos que allí acontecieron.
El escenario en el
que Federico García Lorca sitúa sus Bodas es una casa- cueva típicamente
granadina, en lo que pudo ser una maniobra intencionada por parte del autor
para preservar la identidad de los protagonistas reales. Los personajes
describen un hermoso paisaje de viñedos, cerezos y nogales, con un río que
cruza el valle. Sin embargo, el levante almeriense de principios de siglo
sobrevivía a la miseria merced a una pobre agricultura de subsistencia , al
espejismo de su industria minera y a la cultura del esparto. La adaptación a un
medio hostil, atacado sin piedad por los vientos y las sequías, había
endurecido las costumbres de sus gentes. Colinas peladas y lunares sembradas de
guijarros amarillos. Pequeños cultivos de cereal, grandes extensiones de
pítacos , rebaños de cabras, alguna palmera… éste era el paisaje que rodeaba el
Cortijo del Fraile. Un paisaje que permanece intacto .
Entre los invitados a la
ceremonia, no podían faltar los principales beneficiarios : Carmen Cañada y
José Pérez y dos de sus pequeños hijos. El novio quien vivía con ellos en el
cortijo El jabonero. Todos se reunirían en el Fraile para acompañar a la
pareja. Las malas lenguas aseguran que el padre de la novia había acordado con
su hermana ( la madre de Paco Montes ) la huida de los hijos. Cuando llegaron
al Cortijo, el novio de había echado a descansar un rato y Paco Cañada lo buscó para hablar a solas
con su primo. Al notar la ausencia de la novia, los invitados sospecharon algo.
Una de las hermanas pensó que se había tirado a un pozo, pero la falta del primo
y su mula despejaron la incógnita. Cuando Carmen cañada y José Pérez fueron a esperarlos agazapados tras unas
palmas, en el cruce de caminos, ya los habían declarado culpables. Había que
vengar el honor del novio y el ultraje de la familia. A unos ocho kilómetros
del Cortijo murió Paco Montes, le quitaron la vida de tres disparos con su propia arma. Tras esta muerte detuvieron a
Francisca Cañada y a su padre , pero la novia no delató a su hermana ni a su
cuñado. Finalmente los autores del crimen se entregaron, a José Pérez lo
condenaron siete años de cárcel. Casimiro Pérez, el novio no volvió a ver a
paquita Cañada, se casó con otra mujer y se fue a trabajar a San José donde
murió a los 92 años. Paca la coja se
encerró
en vida en el cortijo
que su padre le dejó en herencia y se convirtió en leyenda.
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